Tras las 4 jornadas que se han vivido en el pasado fin de semana en el PGA Championship, en Louisville, nadie podría afirmar que el golf es un deporte aburrido. Y es que el talento que se dejó ver en el verde césped del Club de golf Valhalla no tiene precio.

Pero la última jornada siempre es la más importante, con los nervios a flor de piel, fue la más complicada también, el tiempo no ayudó e incluso se tuvo que suspender durante dos horas por la lluvia, McIlroy cometió dos errores en los seis primeros hoyos, dos bogeys que lo ponían por detrás de sus rivales más cercanos, los americanos Michelson y Fowler y el sueco Stenson. Pero el talento de los grandes campeones se deja ver en estos momentos. Era el hoyo 10, el norirlandés contra las cuerdas y se saca de la chistera un eagle que lo devolvía a la lucha y, sobre todo, que despertaría a la bestia, el resto de rivales se veían incapaces de contrarrestar los birdies del número uno del mundo en el 13 y el 17. La noche comenzaba a ponerse, había menos luz, lo que beneficiaba a los que no eran el líder, saliendo primero ralentizaban la marcha a su gusto. Una táctica de McIlroy le permitió golpear primero que Michelson y Stenson en el definitivo último hoyo, con lo que con su par consiguió ganar el campeonato por un solo golpe de diferencia.

El papel español en este torneo ha sido poco notable. El mejor ha vuelto a ser Sergio García, en la penúltima jornada parecía tener posibilidades, pero un mal domingo lo condenó a la 36º posición. Los otros dos más destacados fueron Gonzalo F. Castaño, el 59, y Rafa Cabrera Bello el 74.
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