
Pero... ¿qué es la esclerosis lateral amiotrófica? Pues es una enfermedad degenerativa de tipo neuromuscular debido a la disminución del funcionamiento de las motoneuronas hasta su muerte, provocando así la pérdida de la movilidad en brazos y piernas que llega a ser mortal, añadiendo en sus últimas etapas la dificultad para habla, respirar y tragar. Esta complicada enfermedad aun no tiene un tratamiento aunque gracias a los últimos avances científicos parece que se dislumbra una solución y el apoyo económico resulta vital para conseguir llegar al final del camino.
Resulta obvio que esto en sí no aporta ninguna ayuda a la causa por la que se lucha, y es que esto reto se ha transformado con el paso de los videos de tal manera que ha dejado de ser una buena acción a ser una cosecha de imágenes graciosas, porque los que pocos saben es que al mojarse, el personaje en sí tiene que donar 10 (en nuestro caso euros) a la causa, teniendo una donación de 100 euros si, por el contrario, no se acepta el reto. Esta cadena comenzó en Estados Unidos, donde se llegaron a recaudar hasta 32,7 millones de euros.
Pero en Europa, y en concreto en España, la cosa ha cambiado. Casillas, Cristiano Ronaldo, Messi, Alves, Neymar... Una larga lista de deportistas españoles, o residentes en España, han aceptado mojarse por la causa pero sin el apoyo económico y así lo ha confirmado Adriana Guevara, presidenta de la AdELA. Guevara admite la fama del evento y, por lo tanto, el mayor conocimiento de la enfermedad, pero que al mismo tiempo que no llegan fondos a la cuenta de la Asociación y es en todos los informativos que salen los videos, nunca mencionan la otra parte del reto, la parte económica.
¿Falsa buena voluntad? Tirándose un cubo de agua helada se pasa frío, o se refresca uno en estas fechas del año, pero no se ayuda a la causa que se afirma apoyar. Por eso mismo, declaraciones como las del entrenador de fútbol del Borussia Dortmund afirmando que no se mojará pero que si donará dinero, nominando a todos a que hicieran lo mismo, demuestran esa triste realidad, que, a veces, las buenas causas no son tan buenas como parecen.
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