Y se acabó, dos semanas donde en España se ha respirado baloncesto por los cuatro costados. El final esperado con un último partido sorpresa para un Campeonato del Mundo marcado por la superioridad del "equipo B" americano y el mal juego del equipo español y la poca humildad con la que llegamos a este campeonato.
La eliminación de los Gasol, Navarro, Ibaka, etc. ha eclipsado tanto las semifinales como la final, en la que se pudieron escuchar gritos de "Orenga vete ya", demostrando el descontento de la afición con la labor del seleccionador.

El camino de Serbia hasta la final fue más complicado, al mismo tiempo que más sorprendente, y es que la actuación de su seleccionador fue vital para esta proeza balcánica. La distribución de los minutos, dando mucho descanso a sus líderes, sobre todo a Teodosic, permitió que llegasen muy finos a los encuentros vitales. En la fase de grupos Serbia no se complicó ni se puso nervioso por perder con España, Francia y Brasil, las victorias seguras ante Irán y Egipto les permitió pasar a octavos de todas formas. Tocaba Grecia, que había sido una de las mejores en la fase de grupos, pero Serbia sabía a lo que jugaba y, de la mano de un gran Teodosic, pasaron a cuartos, donde ganó, esta vez sí, a Brasil, que tenía las estrellas más cansadas no siguieron el "no importa como se empieza, sino como se acaba". En semifinales esperaba una Francia en racha y motivada tras ganar a España, pero la máquina serbia se engrasó a la perfección, jugó su mejor partido y consiguió el pase a la final.

El MVP fue para Irving, el base de los Cavaliers jugó una gran final, con más de 25 minutos y casi sin fallos, lo que le sirvió para llevarse este galardón ya que ningún jugadores consiguió ser regular durante todo el campeonato. El quinteto estrella lo formaron Irving, Teodosic, Batum, Faried y Pau Gasol, una mínima alegría para el español en el que ha podido ser su último Mundobasket.
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